La idea de que el éxito combina talento y suerte es más real de lo que parece. Daniel Kahneman, en «Pensar rápido, pensar despacio», nos recuerda que el desempeño sobresaliente suele ser el promedio de muchos días: puedes brillar un día y no tanto al siguiente, en parte por factores aleatorios.
Por eso, la constancia y el esfuerzo importan: el verdadero rendimiento se mide a largo plazo, no por un momento aislado. Trabajar con disciplina, aprender de los días buenos y de los malos, y construir hábitos sostenibles aumenta las probabilidades de que la suerte se convierta en oportunidad.
- Éxito = talento + suerte
- Gran éxito = un poco más de talento + un cúmulo de suerte
No subestimes la preparación diaria: afina tu talento, crea condiciones para que la suerte te encuentre y mantén la perseverancia. El camino hacia el logro es una suma de pequeños pasos constantes, no un solo acto heroico.