Las nueve esculturas de sal que fueron hechas por artistas santiaguinos y que hoy están en el Paseo Baquedano de Iquique están a punto de ser sólo ocho. Ese es mi vaticinio. Anoche. Luego del trabajo me dediqué a tomar algunas fotografías de las esculturas y una de ellas, la que tiene forma de cola de pescado, estaba movida de su base. Se nota que alguién la empujó, la golpearon e incluso trizaron una parte de abajo. Es obvio que las esculturas están corriendo peligro. Si no las rompen, serán rayadas. No tengo mucha fe en la gente. Eso se nota. Hace menos de una semana que estas esculturas fueron entregadas a la ciudad y ya recibieron su primer atentado. ¿Qué será de ellas en un mes más? Lo irónico de todo esto es que en Iquique no existen muchas esculturas al aire libre. Dejemos al lado los bustos, estatuas y héroes de la independiencia o la Guerra del Pacífico. Yo hablo de esculturas, de arte hecho por artistas. Son contadas con los dedos. Y nueve de ellas están en el Paseo Baquedano y, al parecer, no están siendo bien cuidadadas. Una pena. :: arte :: iquique :: escultores ::
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