
Del total de atendidos en el Hospital de Beneficencia, 325 personas eran tuberculosas, 111 presentaban graves afecciones de la piel por sobreexposición al sol y 578 estaban infectados con enfermedades venéreas. Una de cada tres prostitutas controladas en el hospital estaba contagiada de blenorragia o sífilis.
También existían registrados 452 intentos de suicidio y 1475 afectados de dolencias sin diagnóstico definido.
En el hospital sólo trabajaban 8 médicos, 11 practicantes y 72 sirvientes, cifras similares a la que hubo durante 1907 cuando el hospital se llenó de heridos provenientes de la Escuela Santa María.
De los 164 conventillos existentes en la ciudad debían ser demolidos por carecer normas mínimas de higiene.
Las condiciones laborales de los habitantes de la ciudad eran malas y las jornadas eran de doce horas diarias.
Según el investigador Carlos Donoso, el salario de una familia promedio de Iquique era menor que el sueldo promedio del país. Más aún, al sacar cuentas las cifras mostraban un notorio déficit. Mientras el ingreso anual del grupo familiar era de 4.571,60, los gastos totales ascendían a 4.981,84.
La alimentación absorbía el 69,3 por ciento de las entradas totales. Esta situación se agravó con el valor de los artículos de primera necesidad, excesivamente más altos con relación al resto del país.
Donoso explica que "la desmoralización derivada de la agobiante situación económica explicaría, en parte, los elevados índices de alcoholismo y de abandono de hogar registrados por los comisionados".